No se trabaja por la salud; la salud se vive

La salud no se trata solamente de “sentirse bien”. Nuestro bienestar integral está asociado a nuestras condiciones de vida. Al permitirnos un mejor desempeño en otros aspectos de nuestra cotidianidad, la salud se convierte entonces en un valioso recurso individual y social.

El medio ambiente y la calidad de los servicios de asistencia sanitaria son factores que influyen en nuestra calidad de salud. Sin embargo, otro aspecto fundamental a tener en cuenta es nuestro estilo de vida, y el tipo de hábitos que tenemos y/o enseñamos a otros.

Generalmente, se piensa en las campañas de salud pública como estrategias que se enfocan únicamente en advertir sobre los peligros de fumar o no realizar actividad física, por ejemplo. La promoción de la salud va más allá; se trata de capacitar a las personas, dándoles herramientas para controlar y mejorar su propio estado de salud.

Los datos no bastan para transformar hábitos y costumbres. Por tanto, es importante que la familia, los entornos educativos y los colectivos sociales creen, con la participación de todos, entornos en donde los hábitos saludables hagan parte de la cotidianidad.

Esto es fundamental en el trabajo con niños y jóvenes, al ser poblaciones que no ven a la salud como una de sus prioridades. Es recomendable dialogar con ellos a partir de información fiable, permitiéndoles reflexionar por sí mismos sobre los hábitos que ponen en riesgo su estado de salud.

Encuentre más consejos útiles sobre cómo abordar la educación en salud y el trabajo con jóvenes en este manual elaborado por la Cruz Roja Española.

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